Step se le acerca, la coge entre sus brazos y la besa. Ese instante le parece tan hermoso que Babi lo olvida todo, sus propósitos, sus miedos, sus escrúpulos. Poco a poco se deja quitar la ropa, desvistiéndolo también a él. Se encuentra entre sus brazos compleamente desnuda por primera vez, mientras una luz mágica que se derrama sobre el mar ilumina tímidamente sus cuerpos. Una joven estrella curiosa brilla en lo alto del cielo. Después, entre un mar de caricias, el ruido de las olas lejanas, el canto de una alegre gaviota, el perfume de las flores, sucede.
Step resbala delicadamente sobre ella. Babi abre los ojos, tiernamente vencida. Él la mira. No parece asustada. Le sonríe, le pasa una mano por el pelo tranquilizándola. En ese momento, de la pequeña radio que esta al lado y en toda la casa suena inocentemente Beautiful, pero ninguno de los dos se da cuenta. No saben que esa se convertiría en “su canción”. Ella cierra los ojos conteniendo la respiración, repentinamente presa de aquella emoción increíble, de ese dolor de amor, de ese mágico convertirse en suya para siempre. Levanta la cabeza con fuerza. Después se deja ir, delicadamente, mas tranquila. Suya. Abre los ojos. El esta allí, dentro de ella. Esa dulce sonrisa flota llena de amor sobre su rostro besándola de vez en cuando. Pero ella ya honesta. Esa chica de los ojos azules asustados, de las numerosas dudas, de los mil miedos, ha desaparecido. Babi piensa en lo mucho que de pequeña le fascinaba la historia de las mariposas. Ese capullo, esa pequeña oruga que se tiñe de espléndidos colores y repentinamente aprende a volar. Entonces se ve otra vez: fresca, delicada mariposa recién nacida entre los brazos de Step. Le sonríe y lo abraza mirándolo a los ojos. Después le da un beso, suave, nuevo, apasionado. Su primer beso de joven mujer.
Más tarde, tumbados entre las sabanas, el le acaricia el pelo mientras ella lo abraza con la cabeza apoyada en su pecho.
-No sé hacerlo, ¿verdad?
-Lo haces de maravilla.
-No, soy negada. Tienes que enseñarme.
-Eres perfecta. Ven.
Step la coge de la mano y se la lleva. Entre las flores de las sabanas, una pequeña flor roja, recién brotada, se distingue entre las demás, mas pura e inocente que ninguna.
De nuevo abrazados en la bañera. Beben champán y charlan alegres, ligeramente embriagados de amor. Bien pronto borrachos de pasión se aman de nuevo. Esta vez sin miedo, con más ímpetu, más deseo. Ahora le parece más bonito, mas fácil mover las alas; ahora no tiene miedo de volar, entiende la belleza de ser una joven mariposa.. Cogen unos albornoces y bajan a la cala privada. Se divierten inventando nombres que pueden corresponder a las dos iniciales desconocidas cosidas en sus pechos. Tras haber competido por encontrar los más extraños, los abandonan sobre las rocas.
Babi pierde. Es la segunda en arrojarse al mar. Nadan así, en el agua fresca y salada, en la estela de la luna, empujados por pequeñas olas, abrazándose de vez en cuando, salpicándose, alejándose para después unirse otra vez, para probar esos labios de sabor de champán marino. Mas tarde, sentados en una roca, envueltos en los albornoces de Amarildo y Sigfrida, miran soñadores las mil estrellas que hay sobre sus cabezas, la luna, la noche, el mar oscuro y tranquilo.
-Este sitio es precioso.
-Es tu casa, ¿no?
-¡Estas loco!
-¡Lo sé!
-Soy feliz. No me he sentido tan bien en toda mi vida. ¿Y tú?
-¿Yo? –Step la abraza con fuerza-. Estoy de maravilla.
-¿Como si pudieras tocar el cielo con un dedo?
-No, asi no.
-¿Ah no?
-Mucho más. Al menos, A TRES METROS SOBRE EL CIELO.
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